06
Febrero
2025
¿Es necesario dormir las 8 horas para una salud óptima?
Partimos de la premisa ya demostrada de que un sueño insuficiente afecta a la memoria, el estado de ánimo y la función cognitiva.

Desde que tenemos uso de razón, casi todos nosotros hemos oído que dormir ocho horas al día es la clave para un buen descanso y una vida saludable.
Sin embargo, las últimas investigaciones científicas se han centrado en determinar, si realmente esta es la cantidad ideal de sueño o podría ser distinta a la que siempre hemos asumido.
Es evidente que la cantidad y la calidad del sueño juegan un papel fundamental en el bienestar físico y mental. Pero hay que tener en cuenta, en el aspecto cuantitativo del mismo, que tanto la falta de sueño como el exceso pueden acarrear consecuencias negativas. Es decir, que dormir más de lo necesario puede ser tan perjudicial como no dormir lo suficiente.
Las últimas investigaciones han demostrado que un sueño insuficiente afecta a la memoria, el estado de ánimo y la función cognitiva, además de estar relacionado con un mayor riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2, la obesidad y problemas cardiovasculares. Mientras que, dormir en exceso puede aumentar los pensamientos negativos y estar asociado con un mayor riesgo de trastornos psicológicos, incluida la depresión.
Así que, con todo esto se ha llegado a la conclusión que la cantidad de sueño óptima para mantener el cerebro en su mejor estado es de siete horas diarias. Ya que dormir más de 8 horas o menos de 6 puede comprometer la salud cerebral y física, debilitando el sistema inmunológico y afectando la regulación del metabolismo de la glucosa, lo que incrementa el riesgo de desarrollar diabetes y obesidad.
Una vez determinada la cantidad ideal, si hablamos de calidad, los expertos lanzan una serie de recomendaciones, entre las que podrían estar:
• Acostarse y despertarse siempre a la misma hora.
• Evitar las pantallas antes de dormir, ya que la luz azul de los dispositivos electrónicos interfiere con la producción de melatonina, la hormona del sueño.
• Reducir el consumo de cafeína y alcohol en las horas previas a acostarse.
• Practicar técnicas de relajación, como la meditación o la lectura, para favorecer la transición al descanso.
• Dormir en un entorno adecuado, con una temperatura fresca, sin ruidos y con poca iluminación.