Con el final del verano y la llegada de la época más fría del otoño/invierno, con menos luz solar, se tienden a debilitar nuestras defensas y nuestra salud se resiente.

Aparece la famosa astenia otoñal, que lleva consigo una sensación continua de tristeza, debilidad, poca energía y desmotivación. Y que no suele ir mas allá, desapareciendo a medida que nos adaptamos a la nueva estación.

Sin embargo, en ocasiones, nos afecta un poco más, ocasionando alteraciones en el sueño, irritabilidad y problemas de concentración, que se traducen finalmente en problemas más específicos que afectan a nuestro día a día.

¿Qué podemos hacer para evitar en lo posible estos problemas? Pues intentar anticiparnos reforzando nuestras defensas y teniendo en cuenta algunos consejos para evitar enfermar.

• Cuida tu alimentación: Intenta llevar una alimentación sana que incluya variedad de frutas, verduras, proteínas magras, alimentos que contengan vitaminas C, D y antioxidantes. Evitando al mismo tiempo dulces y bollería, snacks fritos, alimentos rebozados y fritos, y las bebidas alcohólicas. Paralelamente es igual de importante, mantener una hidratación adecuada ya que la falta de agua puede debilitar tus defensas.

• Haz ejercicio físico regular: mejora la circulación, promueve un sueño más reparador y fortalece el sistema inmunológico. Trata de practicarlo cada día, durante al menos 40 minutos.

• Controla el estrés: Practicar técnicas de manejo del estrés, como la meditación, el yoga, la respiración profunda y el ejercicio regular puede ayudar a reducir el estrés y fortalecer tus defensas.

• Descansa adecuadamente: Intenta dormir al menos 7-8 horas ya que, durante el sueño, tu cuerpo repara y regenera células importantes para la función inmunológica.

• Lava tus manos con frecuencia: es una forma efectiva de prevenir la propagación de gérmenes y enfermedades.

• Evita los lugares muy concurridos, o intenta utilizar mascarilla cuando accedas a uno (tipo transporte público).