Para tener un cerebro en forma, la clave es huir del sedentarismo y practicar ejercicio de forma habitual pero no desmedida.

La recomendación sería practicar 30 minutos durante 5 días a la semana para mejorar la memoria y el aprendizaje y disminuir el riesgo de deterioro cognitivo. Está demostrado que la actividad física es una aliada contra la depresión, la ansiedad y el estrés, y que potencia la salud cerebral.

Por tanto, el sedentarismo es negativo, pero ¿Cuál es el motivo?

En principio diríamos que estamos diseñados para hacer ejercicio físico como herencia de nuestros ancestros cazadores-recolectores. El cerebro está irrigado por vasos sanguíneos que aportan oxígeno y nutrición, por lo que conservar y proteger la salud cardiovascular es fundamental para su salud.

Esto se traduciría en que la actividad física es beneficiosa tanto para la vascularización cerebral como para fomentar el número de sinapsis. Además, produce un envejecimiento del cerebro más saludable, capaz de retrasar la aparición de las manifestaciones de las enfermedades neurodegenerativas.

La práctica deportiva regular, mejora la capacidad de aprendizaje y de memoria, y tiene un efecto antidepresivo y ansiolítico totalmente demostrado. El ejercicio, eso sí, hay que hacerlo en su justa medida. Si se incrementa demasiado la intensidad o la cantidad de ejercicio se reducen los beneficios, incluso pueden llegar a anularse.

Hay que realizar siempre la actividad de manera progresiva y mantener una intensidad adecuada según el estado físico, y lo ideal es combinar el aeróbico con ejercicio de fuerza para ganar musculatura.