Mantenerse bien hidratado podría ser la clave para mejorar la salud y aumentar la longevidad, y no hablamos únicamente del agua, sino que recientes investigaciones científicas recomiendan una combinación aún más efectiva.

Consumir entre siete y ocho bebidas al día, entre agua, café y té, está relacionado con un menor riesgo de mortalidad por cualquier causa, ya que un estado de hidratación adecuado se asocia con una mayor longevidad y menor riesgo de enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y otros problemas de salud crónicos.

Esto no se puede conseguir con una sola bebida, y es el equilibrio entre estas tres opciones lo que proporciona beneficios concretos para la salud.

La proporción óptima para obtener estos beneficios sería combinar café y té en una relación de 2:3, siempre con el agua como fuente principal de hidratación.

Por otro lado, superar las nueve bebidas al día puede tener efectos contraproducentes, sobre todo si se incrementa el café o el té a expensas del agua. El exceso de cafeína, presente en ambas bebidas, tiende a favorecer la eliminación de líquidos y puede provocar deshidratación, por el efecto diurético.

La hidratación es esencial en nuestro organismo: regula la temperatura corporal, lubrica las articulaciones, protege la médula espinal y facilita la eliminación de desechos. Y su falta puede derivar en fatiga, dificultad para concentrarse, dolores de cabeza, molestias digestivas, sequedad en la piel y calambres musculares.

Los síntomas más claros de deshidratación son el cansancio, alteraciones en el estado de ánimo, sequedad en labios y fosas nasales, orina oscura y sensación de sed intensa.

Reconocer estos síntomas tempranos de deshidratación, priorizar el agua y mantener un equilibrio entre las distintas bebidas permite optimizar la salud y el bienestar a largo plazo.