Llega el verano y con él el buen tiempo y aumenta considerablemente nuestra exposición a la luz solar, y como algunos somos más precavidos que otros frente a las quemaduras del sol, toca concienciarse para que no tengamos que lamentar ningún problema grave.

Nos referimos al temido cáncer de piel, que afecta en mayor medida a los mayores de 50 años o a personas que se exponen al sol de forma directa y prolongada, aunque no exclusivamente, ya que los jóvenes también pueden sufrirlo.

Preocúpate un poco más si tienes la piel clara, te quemas con facilidad, has sufrido alguna quemadura de niño, pasas muchas horas al sol (bien por trabajo o por ocio), utilizas rayos UVA, o tienes muchos lunares.

La mejor forma de prevenirlo es revisando periódicamente las manchas en la piel, que todos tenemos porque son el resultado de hacerse mayor, una vez al mes si es posible, sobre todo en verano.

¿En que hay que fijarse? Pues muy sencillo, cosas como las manchas que cambian de color o forma, si son asimétricas, si son abultadas, si pican o sangran, o si parecen una herida que nunca cura. Cualquier cambio en el tamaño, la forma, el color, la superficie u otra característica de las manchas puede indicar una lesión sospechosa.

Además, ten en cuenta consejos como utilizar siempre protección solar, incluso en el día a día, (en el caso de los niños siempre superior al factor 30 con camiseta y gorra), no te expongas al sol en las horas centrales del día, utiliza gafas de sol y gorra siempre que puedas y renueva el protector solar aproximadamente cada dos horas.

En caso de duda, por supuesto acude a tu dermatólogo que te indicará las mejores pautas para disfrutar del verano con seguridad.