Una opción rápida de comida, que nos salve de un apuro, o para esos días en los que no nos apetece cocinar o no tenemos tiempo, no tiene porqué no ser saludable. Un ejemplo claro son las latas de sardinas, que son una opción muy saludable frente a otras posibilidades como puede ser la comida rápida.

Las conservas de pescado aportan proteína, ácidos grasos omega-3 y 6, y micronutrientes y son muy aconsejables desde el punto de vista nutritivo. Si además están enlatadas en aceite de oliva, aportan una cantidad importante de ácido oleico procedente de ese aceite de cobertura, lo que las hace idóneas en la prevención de las enfermedades cardiovasculares.

La sardina aporta vitamina A, B y D, además de minerales como selenio, fósforo, hierro, potasio, magnesio, zinc y calcio. Eso sí, conviene no consumirlas en exceso ya que contienen yodo.

También, es necesario revisar su caducidad y que la lata de conserva no contenga demasiados químicos. Entre los beneficios que conlleva su consumo, podemos destacar:

Reduce el colesterol. Gracias a su aporte de vitamina B3.

Reduce el riesgo de depresión. Por la vitamina B12 que juega un papel importante en la producción de sustancias químicas para el cerebro, que pueden ayudar a reducir el riesgo de sufrir esta enfermedad.

Ayuda al desarrollo muscular.

Fortalece los huesos. Por el alto contenido en calcio.

Fortalece el sistema inmune. La vitamina D es la culpable, ya que ayuda al organismo a prevenir, incluso, algunos tipos de cánceres.

Fortalece las uñas y el cabello. Gracias al gran aporte de selenio.

Fortalece el corazón. El omega-3 funciona como antiinflamatorio y anticoagulante.