Aunque se están haciendo avances en la divulgación sobre la importancia de la salud oral, todavía no es suficiente, porque se habla mucho más del intestino y su microbiota, por ejemplo.

Sin embargo, la microbiota oral impacta mucho sobre la salud del intestino y sobre el resto del organismo. Porque si hay unos microorganismos en la boca que son patógenos, una gingivitis o hay una enfermedad periodontal, un problema con las encías, pueden producir inflamación crónica y alterar también la microbiota intestinal. Y de ahí pueden venir muchos problemas: de salud cardiovascular, los infartos, la resistencia a la insulina y la diabetes, la obesidad, muchos tipos de cáncer y enfermedades neurodegenerativas.

Hay que prestarle mucha atención a la boca. Importante no tomar ultra procesados, que para dejarlo claro sería todo aquello que tiene muchos ingredientes: azúcar en formato libre, jarabe de fructosa, jarabe de maíz alto en fructosa, maltodextrina, muchos aditivos, endulzantes y emulsionantes.

Son alimentos que es muy difícil parar de comerlos porque además tampoco generan una sensación de saciedad, no tienen mucha fibra y no tienen realmente tampoco micronutrientes. Entonces se come mucha cantidad y se desplazan alimentos que tengan una densidad nutricional adecuada.

En lo que respecta a cantidades, comer un poco de menos resulta preferible para la mayoría de los adultos, favorece el equilibrio de la microbiota y la salud metabólica. Los alimentos ideales: el arándano, el aceite de oliva, los cítricos o la manzana, las setas, verduras, hortalizas, los frutos secos, los moluscos, los crustáceos, el pescado y el huevo.

Por último, intenta hacer un ayuno nocturno, en general, no necesitamos comer más de dos o tres veces al día. El estar comiendo cinco veces, seis veces al día, hace que el intestino no puede llevar a cabo bien todos los procesos de limpieza de los complejos moto-migratorios. Eso favorece alteraciones en la microbiota.