Al ir cumpliendo años, uno de los efectos es que el cuerpo deja de producir ciertas sustancias que le ayudan al organismo a mantenerse bien. Una de ellas es el colágeno, que actúa en la salud de la piel, el pelo, los músculos, las articulaciones y las uñas.

Por esta razón, en muchas ocasiones se nos vende la necesidad de tomar suplementos alimenticios que contengan esta sustancia, para así ayudar al organismo con la producción de la misma. El problema es que son muchos los productos que prometen ser la panacea del colágeno, y ello puede hacernos caer en el error de consumir algo que realmente no es bueno para el cuerpo.

Lo primero a tener en cuenta es que la necesidad de suplementar nuestra alimentación con colágeno debe ser formulada por un médico, por ejemplo, en casos de debilidad articular. Ya que se podría dar el caso de estar consumiendo otro tipo de medicamentos para otros problemas y que la ingesta de colágeno interfiriese con estos.

Además, el exceso de colágeno puede traernos problemas como la alteración en el tránsito intestinal, diarreas, estreñimientos, flatulencia, pesadez, náuseas o pérdida de apetito. También afecciones en la piel, mal sabor en la boca, respuesta inmune descontrolada, dolor de cabeza y dificultad para respirar.

Además, debemos tener claro que no hay evidencias científicas que corroboren que los suplementos de colágeno ayuden con la desaparición de arrugas o el evitarlas, pero sí está demostrado que ayuda con la elasticidad e hidratación de la piel.

Por todo ello, la conclusión sería que el colágeno puede ser un buen suplemento ayudar al organismo en su producción, pero siempre consultado con el médico, para que sea él el que nos informe de qué tipo de colágeno consumir y las dosis diarias, según nuestras necesidades.