Todos más o menos tenemos claro la relación entre el deporte y la cafeína, sin ir más lejos aquellos que salgáis a andar en bicicleta habitualmente, habréis parado en muchas ocasiones a tomar el café a media mañana, y aunque pueda parecer un gesto meramente social también tiene su ventaja de rendimiento.

De hecho, el consumo de cafeína entre los deportistas no se limita a los cafés, sino que muchos de los suplementos deportivos del estilo de geles, barritas energéticas, bebidas, etc. cuentan con esta sustancia en su lista de ingredientes.

Y ello es porque hay una buena cantidad de estudios científicos que demuestran la relación directa entre la ingesta de cafeína y la mejora deportiva, ya que aumenta la tasa máxima de oxidación de las grasas y eleva la capacidad aeróbica.

Ahora bien, no vale con tomarla en cualquier momento, sino que los estudios establecen que tomar un café cargado media hora antes de realizar el ejercicio aeróbico aumentará la quema de lípidos.

Y tampoco es lo mismo si el ejercicio se realiza por la mañana que por la tarde, cuando la quema de grasas es aún mayor. Al hacer ejercicio, el organismo consume combustible y este puede venir de dos opciones: carbohidratos (azúcares) o grasas. Así una tasa alta de oxidación de grasas aumenta la resistencia del deportista porque las reservas de glucógeno quedan intactas o apenas se consumen, y a ello ayuda y mucho el café (la cafeína).

Sabiendo entonces que la cafeína, según los expertos, favorece la quema de calorías, la pregunta que a responder sería cómo sacarle el máximo provecho. Pues los niveles más altos de oxidación de grasas haciendo ejercicio se producen tras tomar la cafeína por la tarde, que no quiere decir que la cafeína no haga efecto por la mañana, sino que la oxidación de grasas ya es de por sí menor por las mañanas, es una cuestión fisiológica.

Tomar café por la mañana antes del ejercicio hace que quemes las mismas grasas que si lo realizas por la tarde, pero sin café.