Se trata de elegir bien, de tomar decisiones acertadas a la hora de hacer la compra, ya que la alimentación saludable empieza en el supermercado.

La mayor parte de tu compra han de ser alimentos frescos sin procesar: frutas, verduras, legumbres, frutos secos, huevos, pescados y carnes frescas. Evitando los ultraprocesados: bollería y dulces, precocinados, bebidas azucaradas, salchichas, embutidos y carnes procesadas en general, snacks. Guiarnos por el etiquetado, si un producto tiene más de cinco ingredientes, lo más probable es que sea ultraprocesado.

Muchos de los datos son incomprensibles para la mayoría de nosotros, por lo que es importante saber interpretarlos:

• Ha de ser lo más corto posible y que no contenga ingredientes desconocidos.
• Los ingredientes vienen ordenados de mayor a menor cantidad.
• Evitar todos aquellos productos con azúcares añadidos: sacarosa, fructosa, dextrosa, panela, miel, melaza, jarabes, siropes, dextrinas y maltodextrinas.
• Evitar aquellos productos con grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas.
• Si un producto es 100% integral, debes comprobar que en los ingredientes aparezca harina 100% integral del cereal correspondiente (trigo, espelta, centeno, etc.).
• Los posibles alérgenos tienen que aparecer destacados por ley de forma especial.
• Mirar las calorías es una información que no nos aporta, ya que dice muy poco de la calidad del producto. Recordar que no tiene nada que ver ingerir 200 calorías a base de fruta que a base de dulces o bollería, por lo que guiarnos solo por las calorías de un producto no es buena idea.