A medida que nos hacemos mayores, toma mucha más importancia el mantener una buena condición física, tanto por un tema de salud como de calidad de vida.

Llegados a cierta edad hay que preguntarse qué ejercicio es mejor o más saludable ¿tal vez caminar? ¿nadar? Pues vamos a intentar darte una respuesta.

En algún ensayo que se ha realizado en la materia, comparando el impacto de caminar frente a nadar en mujeres inactivas de entre 50 y 70 años, los resultados fueron reveladores:

Quienes nadaban mostraron una mejora más notable en la distribución de la grasa corporal y una mejor regulación metabólica, en comparación con las que caminaban.

Esto sugiere que, para adultos mayores, nadar podría ofrecer ventajas adicionales frente al simple caminar cuando el objetivo es adelgazar y mejorar el metabolismo. Además, no hay que olvidar que la inmersión reduce el impacto en las articulaciones, lo cual es una ventaja frente a quienes ya experimentan molestias en rodillas, caderas o espalda.

No obstante, eso no significa que caminar no sirva para nada, al contrario: caminar sigue siendo una de las formas de ejercicio más accesibles y efectivas para promover la salud cardiovascular, la fuerza funcional y el bienestar general.

Puede aumentar la capacidad aeróbica, reducir el índice de masa corporal (IMC), la grasa corporal y la presión arterial en población mayor.

Entonces, respondiendo a la pregunta que hacíamos al principio ¿Cuál elegir a partir de los 60 años? La respuesta, como siempre, dependerá de las condiciones particulares de cada uno: condiciones físicas, las facilidades disponibles (una piscina, movilidad, riesgos articulares, etc.) y la motivación personal.

Por generalizar, si no tenemos limitaciones articulares, la natación tiene menor impacto, mejores resultados metabólicos y una alternativa refrescante. Pero caminar sigue siendo una excelente opción, especialmente si se hace con constancia, intensidad adecuada y combinada con fuerza y equilibrio.